La escena cumbre de la película: Zorba le muestra a su patrón cómo hablar con su cuerpo |
En el universo de la literatura, pocas son las veces en las que un escritor tiene la capacidad de crear personajes que cobran vida propia, que son mil veces más entrañables que cualquier ser humano existente en este plano del Universo.
Tengo a bien mencionar a dos grandes personajes:
Uno de ellos es el Petronio de Henryk Sienkiewicz, en la novela Quo Vadis. Tengo la impresión de que es el personaje más vivo de toda la novela: arrogante, extremadamente hedonista, amoroso, plagado de errores y aciertos... un ser de carne y hueso pues.
Pero el segundo de mis personajes, es quizás el ser humano más sabio de todos los tiempos (que no exista no es impedimento para lo anterior). Se trata de Alexis Zorba, de la misma novela escrita por el griego Niko Kazantzakis. Zorba es, a su rudimentario modo de entender las cosas, filósofo de primer nivel. No se trata de conocimientos sobre hermeneútica o la semiótica de la palabra perro; es sentido común...
Con la finalidad de compartir algo de la sabiduría zorbesca, he decidido poner un par de frases... a ver si se les ilumina el camino de la vida. Porque lo que es a mí, me hicieron reír bastante en el metro. Ahí les va...
Sobre la vanidad femenina:
" La chica se detiene, comercia, compra un montón de madera, lo levanta -¡qué brazos, por Dios!- y los arroja en la carreta. Ella compra un poco de pan y cinco o seis pescados ahumados. '¿Cuánto es? - pregunta. - Tanto...' Ella se quita su arete de oro para pagar. Como no tenía dinero, iba a dar su arete. Entonces mi sangre se revuelve. Dejar a una mujer entregar sus aretes, sus adornos, sus jaboncillos perfumados, su frasco de lavanda... Si ella lo da todo, ¡el mundo está jodido! Es como si desplumaras un pavo real. ¿Tendrías el corazón para desplumarlo? ¡Nunca! No, no, mientras viva Zorba, me dije, eso no pasará"
Sobre rechazar a una mujer:
Afiche de la película Zorba el Griego, 1964. "El hodja viene a buscarme: 'Dí entonces, joven Griego, que me dice, ven conmigo. - No voy, que le respondo. ¿A dónde quieres llevarme? - Está la hija de un pachá que es como el agua fresca y que te espera en su recámara, Grieguito, ¡ven!' Pero yo, que sabía que mataban a los cristianos, por la noche, en los barrios turcos. 'No, no voy, que le digo. - ¿Entonces no le tienes miedo a Dios, infiel? - ¿Por qué le temería? - Porque, Grieguito, aquél que puede acostarse con una mujer y no lo hace, comete un gran pecado. Cuando una mujer te llama para compartir su cama, muchacho, y no vas, ¡tu alma está perdida! Aquella mujer, suspirará el Día del Juicio Final, y ese suspiro, quienquiera que seas, y a pesar de todas las bellas acciones que hayas hecho, te precipitarán al Infierno."
Sobre las obligaciones del género masculino:
"¡No rías patrón! Si una mujer duerme sola, es culpa nuestra, de los hombres. Todos rendiremos cuentas el Día del Juicio Final. Dios perdona todos los pecados, como te lo he dicho, él tiene una esponja en la mano, pero ese pecado, no lo perdona. ¡Infelicidad al hombre que pudo acostarse con una mujer y no lo hizo! Patron, ¡Infelicidad a la mujer que pudo yacer con un hombre! Recuerda que eso lo decía el hodja."
En una discusión con uno de los personajes, "el patrón", sobre la oportunidad que éste tiene con una joven viuda cretense, Zorba dice en Navidad:
"¡Está bien!, dice bastante aburrido, ¡Vamos! Pero tengo a bien hacerte saber que el buen Dios estaría más contento de que fueras esta noche a casa de la viuda, como el Arcángel Gabriel. Si el buen Dios hubiera seguido la misma vía que tú, patrón, nunca hubiera ido a casa de María y Cristo nunca hubiera nacido. Si me preguntaras qué vía sigue el buen Dios, yo te diría: aquella que conduce hacia María. María es la viuda, ¡haz tu milagro!"
Sobre los uniformes:
"Viejo, en camisón, ¡nadie es obispo! ¡Entra, que te digo!"
Sobre las creaciones del mundo:
"Todo lo que es bueno en este mundo es una invención del Diablo: las mujeres bellas, la primavera, los puercos asados, el vino, todo eso, es el Diablo que lo ha hecho. Y el buen Dios, él, hizo a los monjes, los ayunos, el té de manzanilla y a las mujeres feas. ¡Puag!
Y no es que sea una cuestión de vida o muerte... es por pasar el tiempo. Cuando puedan, abran Alexis Zorba y déjense encantar.
- Larga vida y un abrazo (o lo que es lo mismo, a la ching...)
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