lundi 2 décembre 2013

"Tuve un novio que..." (The last quebradita in Nativitas Station)

Los comentarios que más adoro comienzan por “tuve un novio/novia que…” Sí, ese tipo de charlas me hacen sentir un poco más interesante que el resto de los mortales: piénsalo bien, no conozco -ni tú tampoco- a persona alguna que evite caer en el vicio de recordar conquistas pasadas, aunque sea a guisa de ejemplificación de lo que no se debe hacer. Y de paso, se impresiona al interlocutor, de tal forma que éste piensa “mira, sí tiene oportunidad de reproducir su especie”.

Digamos que, haciendo honor a esa bella tradición, comenzaré este relato con un “Tuve un novio que…”




Tuve un novio que terminó sus días declamando a Baudelaire en la Línea 2 del metro, como a eso de las diez de la noche.

Alfredo es un año mayor que yo: desde que lo conocí, delgado, insípido y con una vocecilla aflautada -de esas voces que te hacen pensar en caídas fatales en la más tierna infancia y en lobotomías fracasadas. Decía, desde que lo conocí, supe que Alfredo no pertenecía al mundo de los normales. 

Yo tenía 14 años y una muy complicada historia de amor que finalizaría tres años después, enterrada en el Panteón Francés: fue en ese entonces cuando, Alfredo y yo, nos hicimos amigos en una vecindad en la parte fea del centro de la ciudad. 
En realidad, no sé a ciencia cierta cómo sucedió: fue cuando, con mi primera beca de la secundaria, me compré el DVD del Elevation Tour de U2 y lo puse a todo volumen, Alfredo salió de su departamento como por encanto, cual rata llamada por el flautista de Hamelin, y comenzó a charlar conmigo desde el alfeízar de mi ventana, todas las tardes, durante años... 
O tal vez fue cuando, en una de esas discusiones a grito pelado con mi historia de amor, se cruzó por pura casualidad y trató de calmar las cóleras -mis cóleras, para ser más exactos-... El caso es que, comenzamos una amistad a causa de mis dos amores de la adolescencia: U2 y "Aquel", a quien haré un gran favor si no menciono su nombre.

Tuve un novio que terminó sus días declamando a Baudelaire, en venganza contra la sociedad, en la Línea 2 del metro, como a eso de las diez de la noche

Ambos necesitábamos un escape.
Alfredo y su tortuosa vida en el útero familiar: amedrentado por todos, indeseado... ¡Cuántas tardes no pasé escuchando los gritos que bajaban por las escaleras! Tanta furia nos cerraba el apetito, cortaba los llantos de mis hermanitos y me hacía sentir como parte del público de un talk-show, con Carmelita Salinas como conductora.
Yo y mi tortuosa vida fuera del útero familiar: mientras yo cruzaba por el duelo de la infancia, "Aquel" estaba peleando en las oficinas de Servicios Escolares de la Facultad de Filosofía y Letras por una fecha de examen profesional... y yo hacía como que no me importaba mucho sus ausencias, cuando en realidad lo único que quería era pasar todo mi tiempo apoyándolo en su lucha encarnizada.
Era lógico que necesitara de un amigo... era necesario que Alfredo y yo  finalizáramos salíamos algunas tardes a jugar Yu-Gi-Oh! o, sencillamente, haraganeando en las escalinatas de una iglesia del siglo XIX.

Tuve un novio que comenzó siendo mi novio justo cuando mi gran historia de amor valió madres...

"Aquel" estaba muerto y bien enterrado... yo era una suerte de Lolita-Viudita alegre... Alfredo era un alienado y coqueteaba con el movimiento gótico. Un día de marzo, Alfredo me propuso que fuese su novia.
Acepté de mal grado, "¿Pu's ya qué?". Creo que eso fue lo que mató mi adolescencia, lo que puso fuera de circulación mi calentura adolescente y la razón por la que reconsideré una vocación conventual ya olvidada. Todo el mundo se oponía a ese noviazgo –“¡No mames! Es bien pinche raro” o “¿Sabes que a su familia los bautizamos como ‘los hamsters’? – No, ¿por qué?- Porque viven amontonados, huele a serrín y se comen a las crías más pequeñas”- y yo, por puro desprecio hacia la opinión de los demás, sostuve ese insoportable noviazgo durante… tres semanas más.
A decir verdad, yo sabía perfectamente que todo iba en mal camino desde el momento en que, después de besarme, sentí una especie de remordimiento incestuoso: éramos casi hermanos, más no quería emparentar de verdad con él.
Un día, el día de mi décimo octavo cumpleaños, decidí romper con Alfredo porque no podía soportar más otro de sus besos o porque descubrí que era mejor estar sola: era el día de mi cumpleaños -¿ya te lo mencioné?- le dije que mejor quedara todo ahí y él respondió con un “Puedo oler cuando todo se irá a la verga”.
Me regaló un cd, “The Very Best of The Police”… y yo se lo acepté, sintiéndome muy –más- miserable.

Tuve un novio que, luego de romper, me escribía profusamente…

Entré a la facultad y era un torbellino de deberes, exposiciones y debates. Alfredo seguía en contacto conmigo: debo decir que nunca me interesó alargar la amistad.
Así que un día, sencillamente, dejé de responder y me dediqué a seguir con mi especialidad: creerme el Cristo resucitado del materialismo histórico.

Tuve un novio que me escribió una despedida ríspida: ‘escribe en cuanto dejes de ser una ególatra’…

Tal vez nunca dejé de ser una ególatra… tal vez lo hice y me olvidé de escribirle… El punto es que pasaron muchos años, muchos viajes, trabajos, amoríos y detalles de la vida: por alguna circunstancia extraña, tanto recorrido me llevó a una noche de viernes, como por eso de las diez, a tomar el metro de la Línea dos. Iba con una amiga, diciendo disparates y riendo a todo volumen.
En Zócalo, subió un vendedor ambulante a ofrecer Genoprazol barato: en Pino Suárez, descendió.
En San Antonio, subió un haitiano cantando hip-hop con unos jipitecas enyerbados hasta el alma: en Xola bajaron.

En Villa de Cortés, subió un tipo, cuya voz aflautada –la misma que siempre me hizo pensar en caídas fatales en la más tierna infancia o en lobotomías malogradas- llamó mi atención:

-¿A quién quieres más, hombre enigmático, dime, a tu padre, a tu madre,   a tu hermana o a tu hermano?
-Ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano tengo.
-¿A tus amigos?
-Empleáis una palabra cuyo sentido, hasta hoy, no he llegado a conocer.
-¿A tu patria?
-Ignoro en qué latitud está situada.
-¿A la belleza?
-Bien la querría, ya que es diosa e inmortal.
-¿Al oro?
-Lo aborrezco lo mismo que aborrecéis vosotros a Dios.
-Pues ¿a quién quieres, extraordinario extranjero?
-Quiero a las nubes..., a las nubes que pasan... por allá.... ¡a las nubes   maravillosas!

Era Alfredo, siete -¿o cuarenta?- años más viejo. Estaba sucio, desdentado, con la cara llena de manchas, con un saco que le quedaba grande… y rengueaba entre la multitud, a través de los vagones.
Risa, risa insana provocaba verlo: supongo que es una figura común por esos lares, ya se sabe lo que hace y lo que dice. Yo no reí, estaba muy impresionada por esa reaparición.

Escuché mi nombre… Alfredo estaba a mi lado. Me despido de mi amiga y descendemos en Nativitas.

Sólo me bastaron siete minutos para ponerme al corriente de su vida.
Luego de su abrupta despedida, Alfredo se dedicó a rolar en todos los movimientos literarios que las cloacas de esta ciudad esconden en sus profundidades más pestilentes: de los góticos a los incomprendidos, de los incomprendidos a los fumadores de piedra, de la piedra…
 En una de esas bacanales urbanas, Alfredo salió corriendo del lugar –decía alucinar con Dios o con el licuado hecho por la abuelita de Gloria Trevi- y ese escape tuvo sus consecuencias fatales: en plena avenida del Niño Perdido, fue alcanzado por un automóvil. Quedó cojo, por siempre.
 Decía haber estado en un manicomio: tantas drogas, tantas decepciones, lo empujaron a los confines del mundo real… Mientras yo escapaba hacia nuevos horizontes con la bendición del mundo, él escapaba del mundo con la esperanza de bendiciones en nuevos horizontes.
La locura lo tocó… Después, recuperó –un poco de- su ser anterior, luego de un infierno de electrochoques y sedantes.

Luego, la nada, el exilio.
No me sorprendió en lo absoluto: lo veía venir.

Me dice que desea acabar la preparatoria y que quiere reiniciar: “¿Qué fue de ti?” “No mucho. Trabajo, transporte público y la nada”, le miento por temor a arruinar el reencuentro.

 Aplaudo su coraje: de su boca desdentada, sale una sonrisa, la cual se refleja en la mía.
Fue un gusto verte, pero tengo que irme.

Tuve un novio que terminó sus días declamando a Baudelaire en la Línea 2 del metro, rengueando en contrasentido, a través de su exilio azul, como a eso de las diez de la noche.

vendredi 29 novembre 2013

AMOR EVASIVO

Uno de los felices accidentes... fruto de una hora de comer, sin apetencia.


... donde te sientes, más que en Beirut...
Camino rumbo al restaurante del mes (uno de comida libanesa donde te sientes, más que en Beirut, en la fondita de siempre) en donde me di cita con un antiguo colega de la Preparatoria. Por aquellos días mi estimado G.,  era una locomotora en pleno funcionamiento: era el más mujeriego –moveriego, ya que se daba a todo lo que se moviera, salvo una excepción-, el borracho con el hígado de oro, el más alburero de todos… pero también, el más brillante, el señor Deber: para efectos prácticos, G. era el cuate de todos, el padrino de toda una generación de  escuincles concebidos en la noche de la graduación... y mi amor imposible.

G, al igual que el resto de nosotros, fue a la Universidad y tuvo que irse a trabajar: había escogido la peor de las carreras, pero se encontró con el mejor de los trabajos posibles. G, un historiador irredento, tuvo cabida en un ministerio gubernamental. De repente, todas sus necesidades se vieron satisfechas de la noche a la mañana, sus aspiraciones de ser alguien importante fueron pronto rebasadas… Era, a grandes rasgos, la consolidación de todos sus sueños.

Y eso estaba bien.

¿Estaba bien?

Voy caminando en una concurrida calle del Centro Histórico: la gente me taclea y me lleva de arrastre –ya ven ustedes, la maldición de ser un pony de mujer. Cuando puedo superar la inercia de la masa –ja ja, la masa, esa linda tontería- regano un poco del trayecto perdido y llego a una calle peatonal, famosa por los numerosos restaurantes y bares.
Recuerdo a la perfección mis días de la prepa: nunca fui muy brillante, ni tampoco guapa. Era, más bien, una de del montón –una pinche fulana, como decía la fresa de Julieta. Mi cara, mi destino: bonito consuelo era escuchar “Labios Jaguar”, y me imaginaba que iban a botar a todas las francesas del mundo para elegir a alguien como de mi tipo… Ya luego venía la realidad: esa ojetada del crimen de apariencia, “pinche oaxaca”, y no estaban haciendo referencia al estado del sur, imagina el trauma.
G. era mi cuate, mi amor imposible: yo era, para G. algo así como la amiga con la que se quedaba a dormir cuando la farra no lo dejaba arrastrarse a su casa, la inofensiva. De todas esas noches en mi sala, de las innumerables charlas, nunca pasamos del beso en la mejilla…
Salí de la prepa, sin pena ni gloria… hice una carrera, de contadora: me salí, regresé, trabajé, trabajo, trabajaré.

Buena vida, pacífica vida.

Llego al Al-Hisanum con un retraso de 15 minutos en el reloj. De repente, en el fondo del lugar, veo a un tipo con el cabello en retirada, medio panzón, pero con esa mirada de siempre, la mirada pícara. ¡Qué pateado estás, carnal! Ya ves… ¿Hace cuánto que no nos vemos? Hará diez o doce años… ¡Qué de tiempo! ¡Qué de tiempo!

Me acuerdo bien de las discrepancias sobre la vida: de entrada, él era el agraciado, y yo la “ídolo maya”. Por lo tanto, teníamos maneras de ver la vida que nunca coincidían. Esta tarde, por puro milagro del humus y de las Modelo, éramos un reloj suizo: pura sincronía y comprensión del uno hacia el otro, ¡qué padre que te agarren la onda a la primera! Aquí, las explicaciones no valían, todo era claro.
Creo que el matrimonio no es necesario… Yo tampoco, probé una vez y ya quedé bastante hasta el gorro con eso… a veces, es bueno regresar y darse cuenta de lo que uno perdió… de acuerdo, de acuerdo.
Entre el café y el dulce de ajonjolí, me suelta el “llevo muchos años pensando que bien merecíamos una oportunidad”… ¡Tantos y tantos años pensando en eso y ahora se me cumplirá!... Habrá que sopesar las consecuencias del acto, pensar en el futuro, en nosotros… en…
Un momento, ¿dónde me dijiste que trabajas?... En el Ministerio de Hacienda… ¡No mames!

Si tan sólo la gente hablara claro...
LA GRAN CA-TÁS-TRO-FE

Siento mucho esto pero… es que yo soy contadora y tú un dolor de culo.
Pago la cuenta, MI cuenta ¿Quién se cree? ¡Que lo mantenga el gobierno!...  Es extraño ver cómo las circunstancias nos separan siempre… siempre te querré, no lo olvides chaparrita… Ya me voy, tengo cosas por arreglar.

Salgo del lugar, pienso en esa película de “Durmiendo con el enemigo”, me voy, hace frío.

Si tan sólo la gente hablara claro…


Me caga, pinche Godínez.

mercredi 25 avril 2012

Alexis Zorba: un libro que debería ser de texto gratuito en el mundo.


La escena cumbre de la película: Zorba le muestra a
su patrón cómo hablar con su cuerpo

   En el universo de la literatura, pocas son las veces en las que un escritor tiene la capacidad de crear personajes que cobran vida propia, que son mil veces más entrañables que cualquier ser humano existente en este plano del Universo.

   Tengo a bien mencionar a dos grandes personajes:

   Uno de ellos es el Petronio de Henryk Sienkiewicz, en la novela Quo Vadis. Tengo la impresión de que es el personaje más vivo de toda la novela: arrogante, extremadamente hedonista, amoroso, plagado de errores y aciertos... un ser de carne y hueso pues.

   Pero el segundo de mis personajes, es quizás el ser humano más sabio de todos los tiempos (que no exista no es impedimento para lo anterior). Se trata de Alexis Zorba, de la misma novela escrita por el griego Niko Kazantzakis. Zorba es, a su rudimentario modo de entender las cosas, filósofo de primer nivel. No se trata de conocimientos sobre hermeneútica o la semiótica de la palabra perro; es sentido común... 

   Con la finalidad de compartir algo de la sabiduría zorbesca, he decidido poner un par de frases... a ver si se les ilumina el camino de la vida. Porque lo que es a mí, me hicieron reír bastante en el metro. Ahí les va...

Sobre la vanidad femenina:
" La chica se detiene, comercia, compra un montón de madera, lo levanta -¡qué brazos, por Dios!- y los arroja en la carreta. Ella compra un poco de pan y cinco o seis pescados ahumados. '¿Cuánto es? - pregunta. - Tanto...' Ella se quita su arete de oro para pagar. Como no tenía dinero, iba a dar su arete. Entonces mi sangre se revuelve. Dejar a una mujer entregar sus aretes, sus adornos, sus jaboncillos perfumados, su frasco de lavanda... Si ella lo da todo, ¡el mundo está jodido! Es como si desplumaras un pavo real. ¿Tendrías el corazón para desplumarlo? ¡Nunca! No, no, mientras viva Zorba, me dije, eso no pasará"

Sobre rechazar a una mujer:
Afiche de la película Zorba el Griego, 1964.
"El hodja viene a buscarme: 'Dí entonces, joven Griego, que me dice, ven conmigo. - No voy, que le respondo. ¿A dónde quieres llevarme? - Está la hija de un pachá que es como el agua fresca y que te espera en su recámara, Grieguito, ¡ven!' Pero yo, que sabía que mataban a los cristianos, por la noche, en los barrios turcos. 'No, no voy, que le digo. - ¿Entonces no le tienes miedo a Dios, infiel? - ¿Por qué le temería? - Porque, Grieguito, aquél que puede acostarse con una mujer y no lo hace, comete un gran pecado. Cuando una mujer te llama para compartir su cama, muchacho, y no vas, ¡tu alma está perdida! Aquella mujer, suspirará el Día del Juicio Final, y ese suspiro, quienquiera que seas, y a pesar de todas las bellas acciones que hayas hecho, te precipitarán al Infierno."

Sobre las obligaciones del género masculino:
"¡No rías patrón! Si una mujer duerme sola, es culpa nuestra, de los hombres. Todos rendiremos cuentas el Día del Juicio Final. Dios perdona todos los pecados, como te lo he dicho, él tiene una esponja en la mano, pero ese pecado, no lo perdona. ¡Infelicidad al hombre que pudo acostarse con una mujer y no lo hizo! Patron, ¡Infelicidad a la mujer que pudo yacer con un hombre! Recuerda que eso lo decía el hodja."

En una discusión con uno de los personajes, "el patrón", sobre la oportunidad que éste tiene con una joven viuda cretense, Zorba dice en Navidad:
"¡Está bien!, dice bastante aburrido, ¡Vamos! Pero tengo a bien hacerte saber que el buen Dios estaría más contento de que fueras esta noche a casa de la viuda, como el Arcángel Gabriel. Si el buen Dios hubiera seguido la misma vía que tú, patrón, nunca hubiera ido a casa de María y Cristo nunca hubiera nacido. Si me preguntaras qué vía sigue el buen Dios, yo te diría: aquella que conduce hacia María. María es la viuda, ¡haz tu milagro!"

Sobre los uniformes:
"Viejo, en camisón, ¡nadie es obispo! ¡Entra, que te digo!"

Sobre las creaciones del mundo:
"Todo lo que es bueno en este mundo es una invención del Diablo: las mujeres bellas, la primavera, los puercos asados, el vino, todo eso, es el Diablo que lo ha hecho. Y el buen Dios, él, hizo a los monjes, los ayunos, el té de manzanilla y a las mujeres feas. ¡Puag!

   Y no es que sea una cuestión de vida o muerte... es por pasar el tiempo. Cuando puedan, abran Alexis Zorba y déjense encantar.

- Larga vida y un abrazo (o lo que es lo mismo, a la ching...)

vendredi 20 janvier 2012

True Story: the soundtrack of our lives... [Música que salva o hunde]

Esta entrada va dedicada a mi MP3 Sony, que no sobrevivió su caída al mar.
Que tus audífonos musicalicen la triste vida de los ángeles. 

  Y es que es cierto: la música, en su calidad de creación inmaterial e inmarcesible, tiene la capacidad de transmitir esas sensaciones que difícilmente pueden ser descritas con palabras, o con imágenes. A las pruebas me remito, un estudio realizado por Sony-Ericcson (sí, la de los celulares) revela lo siguiente: 
El estudio de Sony... desvela cosas tan curiosas como que uno de los géneros que hace desprender más testosterona tanto a hombres como mujeres y ponerlos románticos es el Hip hop alemán; que entre los estilos más relajantes están el pop croata, el pop letón y el pop rock polaco o que los ritmos latinos son los que causan más estrés, ya que un 98% de los participantes aumentaron sus niveles de Cortisol tras la audición de estos temas. De acuerdo estoy en que escuchar un rato de reggaetón retumbando a través de los altavoces gigantes de discoteca puede poner nervioso a cualquiera [y atontar a la gente, el corchete es mío], pero ¿Hay algo menos romántico que un alemán cantando hip hop?"
    Es, en todo caso, el elemento que le pone el feeling a cuanta imagen mental o situación se pueda presentar. ¿Quién no recuerda el épico tema de Rocky Balboa mientras sube corriendo las escaleras del Museo de Arte Contemporáneo de Filadelfia (Gonna Fly Now)? ¿O la canción de El Bueno, El Malo y El Feo? Y también, a una escala un poco más modesta, ¿acaso no tienes esa melodía que exprese tu amor, la que suena una vez que has tenido un éxito... o la canción para tus días desgraciados?

    Y luego está el Lado Oscuro de la Fuerza: la música que, en sí no es mala, pero que te jode el día. 
  
  Hace muchos años escuché una noticia que me estremeció: los prisioneros de una cárcel sueca se amotinaron porque en los altavoces del comedor ponían todos los días "I want to break free" de Queen a todo volumen, lo cual los enojaba demasiado... esto nos muestra dos cosas: que si hay un Dios, éste tiene un sentido del humor muy extraño y que los suecos no aguantan las sutilezas.

   Por eso, esta entrada la dedico a esas canciones que pueden tonar una situación cotidiana en una bastante incómoda... En caso de que te suceda alguna de las siguientes, tómalo con calma y sonríe, pudo haber sido peor.

1
Canción: "Closer"
Intérprete: Nine Inch Nails


Historia: Escrita en 1994 por Trent Reznor (hijo no reconocido de Severus Snape), "Closer" es una canción descarnada que resume la esencia animal del hombre en cuanto concierne al acto sexual. Tanto la canción como el video fueron censurados por lo poco apropiado de su sexoso-sadomaso-y-políticamente-incorrecto contenido (Youtube pide que seas mayor de 18 años para poder acceder al video original)
Estrofa emblema:  I wanna fuck you like an animal / I wanna feel you from the inside / I wanna fuck you like an animal / My whole existence is flawed
Situación a musicalizar: Tú, en el vagón del metro en horas punta, o en la fila de los baños de un estadio de futbol, o en un mitin político. Muy cerca... muy, muy cerca.





2
Canción: "Don't You (Forget About Me)"
Intérprete: Simple Minds



Historia: Perteneciente al soundtrack de The Breakfast Club, su interpretación fue ofrecida a Bryan Ferry y a Billy Idol. Como ambos declinaron, esta banda escosesa de new-wave fue forzada por su disquera, la A&M Records, a interpretarla. Según los testigos, "Don't you..." fue grabada en 3 horas. Ahora es uno de esos oldies but goodies que suenan en el radio todos los sábados.
Estrofa emblema: Will you recognise me? / Call my name or walk on by / Rain keeps falling, rain keeps falling / Down, down, down!
Situación a musicalizar: Cuando alguien te presenta a una persona que no sabes quién es y agrega "ustedes fueron juntos a la escuela" o en el momento en el que recibes resultados médicos y te dicen "Usted tiene o va a tener Alzheimer"



3
Canción: "Psycho Killer"
Intérprete: Talking Heads



Historia: Psyco Killer trata de mostrar los pensamientos de un asesino serial tras una de sus fechorías. David Byrne, el compositor, relata: "Cuando comencé a escribir esta canción (tuve ayuda después), imaginé a Alice Cooper haciendo una balada estilo Randy Newman. Ambos, el Guasón y Hannibal Lecter eran mucho más fascinantes que los chicos buenos. Ellos [son] en cierta forma, los prototipos de los chicos malos en las películas."
Estrofa emblema: "I can't seem to face up to the facts / I'm tense and nervous and I can't relax / I can't sleep 'cause my bed's on fire / Don't touch me I'm a real live wire"
Situación a musicalizar: Nada más perturbador que una laguna mental causada por el alcohol... y una turba iracunda tratando de lincharte en la plaza de tu ciudad.



   Estas tres canciones y sus correspondientes situaciones no son invento mío... son historias de la vida real (bueno, dos de tres sí lo son). Siempre hay una situación a la que le corresponde una canción... pero nunca dije que la canción debía ser la adecuada.

   Y a modo de despedida, quisiera invitarlos a hacer tres cosas: 1. Comenten con sus conocidos, amigos, enemigos o relaciones conflictivas qué canciones pueden tornar incómodo un momento y cuál. 2. Comenten este blog, para que no se vea tan pinche... pinche. 3. Si te arranca una sonrisa esto, recomiéndalo con los mismos con quien comentaste el punto 1.

Larga y próspera vida,
missGRANDEKO!

mardi 6 décembre 2011

La vida en el limbo del joven adulto [¡A NINIar se ha dicho!]



"Si eres carpintero, sólo me hablarás de sillas y mesas; si eres chofer de trailler, sólo me hablarás de drogas y alucines"
- Mi hermano, filósofo ruletero.


   Parece ser que ésta será mi primera entrada en este blog y tengo la obligación moral de dedicar estas líneas a un fenómeno que parece ser de cobertura mundial: en España se les conoce como "mileuristas" [de mil euros], en Estados Unidos se les llama "twixter" [o sea, estar atrapados between la adolescencia y la edad adulta]... y bueno, ya tropicalizado el término, en tierras mexicanas se nos (sí, nos) conoce como "NINIs" [NI estudian, NI trabajan].

   Las características que distinguen a los NINIs del resto del común de las personas son las siguientes:
  • Jóvenes entre los 18 y 30 años que viven en casa de sus padres y básicamente, dependen de ellos al 100%.
  • De tener un trabajo, seguramente será malpagado, ya que no le alcanza para rentar un departamento propio (y no digamos comprar una casa)
  • Si no vive con sus padres, lo más probable es que viva en una suerte de comuna con sus amigos. [Los problemas entre roomies son la causa #1 de homicidios, según Criminal Minds, ¡mucho ojo!]
  • Esta inestabilidad económica tendrá como corolario una tremenda inestabilidad emocional: puede ir desde una vida anacoreta que se limite a moverse a 10 m² a la redonda hasta la poligamia-endogamia (o sea, aventarte hasta al mas fe@ de la bolita de amigos) y su hermano gemelo, "miedo al compromiso"...
   Probablemente hayas visto apologías sobre la belleza de ser un NINI -mentirías si dices no conocer "The Big Bang Theory", "Two Broke Girls" o "How I met your mother". Pero la verdad es otra.

   En realidad, es complicado enfrentarte al mundo una vez que saliste de la Universidad, ya que se te mentaliza hacia una situación que no existe desde hace unos 40 años, es decir, se te hace creer que encontrarás de inmediato un trabajo en tu área de especialidad y bien remunerado: la descorazonada realidad te escupe en la cara y te dice "¿Quieres trabajar? Muy bien, puedes hacerlo en un call center o en un McDonald's... si eres afortunado, puede que quedes en un Starbucks (mexican version: Cielito Querido Café)" Es por eso que puedes encontrarte a un ingeniero en telecomunicaciones preguntándose a sí mismo "¿cinco años de mi vida en la Universidad para saber que la receta secreta es aceite requemado?" [¡Te saludo Abd!]

   Por eso, sin ánimos de alzarse como el pináculo de la experiencia, brindo tres humildes soluciones a esta situación presente... puede que tenga algunos contras pero, ¡Son soluciones! Ya un poco más que decir "esto está de la mierda y no avanza".
   
Alternativa posible: FOREVER ESTUDIANTE [Conejillo de Indias]
   El fino arte de la postergación ad infinitum (la procastinación, si nos vemos muy anglos) ha resultado ser una solución que -irónico- posterga el problema mismo hasta lo impensable. Esto no es ni trabajar, ni estudiar, ni nada... pero, ¡hey! Al menos en las comidas familiares suena bastante apantallador y reconfortante decir "Oh, trabajar... em, actualmente soy becario/entenado/esclavo en un proyecto de la universidad... y soy pagado. Graduarse no es el objetivo, es parte de un viaje" Dicho de otra forma: "No quiero perder la mísera beca que me exime de pedir para cigarros y alcohol a mis padres, aunque eso signifique que cumpliré 40 años y seguiré poniendo trabas a mi expulsión del útero escolar"... Advertencia: puede que nunca salgas de este infierno ya que la gente de la que dependía tu salida ya haya muerto por causas naturales.

Otra: BOMBAY LIFESTYLE
   Arrojarse a las llantas del auto de algún millonario puede dejarte lisiado, pero también te resolverá gran parte de tus problemas monetarios... Contra: sólo funciona en las películas de Win Wenders.

La última: NO HACER NADA [y declararlo ante las autoridades correspondientes]
   Fuentes bien informadas sobre este fenómeno nos indican que la mejor de las soluciones es la que nuestros políticos han utilizado a lo largo de la Historia de la Humanidad: no hacer nada y que los impuestos lo resuelvan. 
   Por ejemplo, en Francia es más redituable declararse en desempleo en el Pôle Emploi, hacer como que buscas un trabajo y recibir hasta 600 euros mensuales bajo el denominado "chèque chômage-service" que realizar una práctica profesional (400 euros al mes a partir del tercer mes). En la Ciudad de México,el programa de Seguro de Desempleo otorga $1723.80 cada mes, contra la beca Pronabes que puede darte, máximo, $1000 al mes.
   Conclusión: no hagas nada, ve a las oficinas gubernamentales y obtén un poco más de lo que tendrías si aceptaras el puesto como asistente telefónico.
  
    Tal vez estas respuestas no sirven para nada, pero te da un poco en qué pensar: no es lo mismo decir "no avanzo en lo absoluto" a "estoy dando vueltas a lo mismo"... puedes probar o, sentarte y esperar la nueva temporada de esa-serie-que-adoras en YouTube.
¡Chau!

Nota 1: La Receta Secreta no es la que esta entrada indica... pero conozco gente que se ha vuelvo vegan después de trabajar en un KFC. ¡Descansad despiadado Coronel Sanders, tu secreto es tan asqueroso que se defiende por sí solo! 

Nota 2: Las cifras concernientes a México y Francia, las puedes encontrar en www.redangel.df.gob.mx y www.poleemploi.fr, respectivamente.